cosas que nunca te dije.

viernes, 29 de marzo de 2013



















-Son tus malditos dedos chuecos los que no funcionan
-tu no funcionas, ni tus dedos ni tu cerebro!
-claro que sí tanto funcionan que estoy aquí
-tanto no funcionan que no me enseñas nada y te quejas
-claro funcionan que ya sabes sacarle sonido a la viola
-claro que no, muevo la mano y el maldito dedo chueco hace lo que quiere
-ves como tu también piensas lo mismo
-lo pienso pero no eres tu él que debe decirlo.
-bueno comencemos otra vez
-la primera escala
-ttttttternghefviuorhc
-no suena nada
-acomoda bien tu dedo
-no puedo.
-Bueno intentemos con otro instrumento mañana
-ya llevamos 4 instrumentos
-pero querías aprender alguno antes de morirte no?
-Sí, igual que tener una cámara buena, escribir una novela y acostarme debajo de un semáforo
-Entonces todavía nos falta, apretemos el paso pues.
-Lo dices como si tuviera los días contados
-y si los tienes? Te asusta?
-Sí mucho por eso tengo una lista
-Olvidemos este día
-¿qué día es?
-Lo hiciste muy rápido, yo casi lo logro, listo, no sé que día es.
-Otra cosa realizada!
-No hablemos con nadie hoy, vayamos por un café
-un café? A las 11 de la mañana?
-sí, nos despertamos a las 4 de la madrugada, si seguimos a este ritmo a las 3 de la tarde voy a pensar que son las 10 de la noche y que he tenido un día agitado, cuando ni siquiera he podido sacarle el sonido a este contrabajo, aparte de que ya me canse de sostenerlo
-Vamos pues mon petit
-y luego podemos pasar a la casa de André
-Se llama Andrés, por qué siempre le cambias el nombre a todo?
-Tu lo acabas de hacer mon petit! Je peux parler bien ou mal quand je veux
-et moi non?
-No!
-Losguen pué
-allé pué!
-Improvisemos pué!
-Que patrañas contigo por eso no quería vivir contigo terminamos no diciendo nada.
-Eso es magía.
-Eso no existe
-y ahora dices que si metemos el azar es correcto?

Ahora no digo nada!
-Ven, se está haciendo tarde, no me das un respiro, si vienes puedo respirar.
Eso te lo dije hace una semana sin mentiras ni sobresaltos, no pasó nada. NO llegaste.
Entonces caminé, caminé, te pensé, te soñé, seguí caminando, te modifique tanto que ya no podía recordarte, así que me di cuenta que todo lo que había cambiado, no era nuestra vida sino mi vida, te olvidé.
 Entendí que esa sensación no era temor a tu ausencia sino el saberme independiente, leve.